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Hace años un amigo, Gerente de Finanzas de la empresa donde trabajaba, nos cuenta que su hijo pequeño le había preguntado ¿En qué trabajas papá?… “cuido la billetera de la empresa”, le dijo. Desde ese día busco la forma de explicar “en fácil” lo que hacemos.

 

Magna tarea si pensamos que somos parte de todo el ciclo de vida laboral de la gente.

 

Y entonces le hablo a mi hija de 15 años y le digo…. ¿Sabes qué hago? (obvio la respuesta fue “¡trabajas!”). Y empiezo…hija…acompaño a la gente y doy impulso a las empresas. Ante la evidente cara de “mi mamá está loca” que puso, le expliqué.

 

Acompaño a los jefes para que inviten a su equipo a quienes mejor lo hagan y se sientan más felices (así como ella lo hace en el colegio con trabajos en grupo). Acompaño a las personas para que se comuniquen mejor y saquen su mejor potencial, así como acompaño a las empresas para que puedan facilitar ese camino a quienes trabajan en ella.

 

Además, soy como el jamón del sándwich (y la cara de “mi mamá está loca” aumenta). Acompaño a las empresas y a las personas (los dos lados del pan) para que se unan y puedan lograr los propósitos que cada una tiene, en armonía.  

Soy una impulsora por definición (y ella Gogglea la palabra por si acaso…). Le doy impulso a las personas y las empresas para que puedan avanzar. Y los acompaño en su cambio. “Es como cuando tú quisiste empezar a jugar Handball y te enfrentaste a un equipo nuevo, nuevas reglas, nuevos lugares…y te acompañé para que estuvieras más tranquila, entendieras a las diferentes jugadoras y al entrenador y lograras sacar lo mejor de ti… ¿Te acuerdas?”

 

Queridos profesionales de la gestión de personas, somos parte del motor de las empresas y para eso se necesita mucho coraje y paciencia, pero sobretodo, cariño.

 

No olviden que los detalles y las formas importan. A veces, son las cosas simples las que hacen la diferencia.

 

Y por último los invito a preguntarse siempre… ¿Cuál es el propósito de lo que queremos hacer? cuando se enfrenten a un nuevo proyecto. El propósito guía la acción.

 

Sospecho que mi hija quedó convencida que fui como la mamá de las empresas… esa de paciencia inagotable, a la que recurren cuando hay problemas, la que hace cariño o te reta cuando es necesario, la de creatividad inagotable para resolver de todo, la que está presente en los cambios, y a la hora de sacar la cara para defender, mejor que nadie se meta con ella. En fin, mamá, papá o como sea…. ¡Somos unos grandes!

 

Mis respetos, cariños y profunda admiración a cada uno que decide dedicar su vida a la Gestión de Personas.

 

 

Loreto Herrera

Sub Gerente de Previgestión

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